domingo, 20 de diciembre de 2009

Real Madrid 6 - Zaragoza 0


El Real Madrid empieza a gustarse, se mira al espejo y le agrada lo que ve. Han desaparecido las arrugas, las ojeras y ese aspecto desaliñado que inspiraba tan poca confianza. Ahora se maneja con el porte de un dandy, con la autoridad de quien se cree capaz de conseguirlo todo y no ve límites a su poderío. Viste con un traje hecho a medida, cuando antes las mangas de la americana eran demasiado largas y los pantalones apenas le llegaban a los tobillos. Manuel Pellegrini es ese estilista que ha lavado la imagen a este equipo, el sastre que ha confeccionado este traje que tan bien le sienta. Después de muchas dudas y demasiadas pruebas, ya sabemos que en cada partido el Madrid jugará con un 4-4-2, que conserva cierto desequilibrio todavía en la banda derecha. Pueden variar las piezas, pero la percha siempre será la misma.

Sentadas las bases, construida la estructura, sólo queda ajustar todas las piezas. Y en ese proceso de acoplamiento el Madrid pasó el rodillo por encima del pusilánime Zaragoza, un conjunto endeble en defensa, sin personalidad en el centro del campo e inexistente en ataque. No es casualidad que el Zaragoza sea el equipo más goleada de Primera y Segunda. Demasiada inocencia como para que el Madrid la desperdiciara. No lo hizo, claro. Ocupó bien los espacios, tocó con sentido y hasta con gusto y exhibió esa pegada tan característica y contra la que apenas hay antídoto. Fue el dueño absoluto de un encuentro en el que no tuvo rival y que ganó de principio a fin, con una sencillez y una facilidad abrumadoras.

Y lo hizo el día que le faltaban sus dos grandes pensadores, Xabi Alonso y Kaká. Ausentes los hombres que deben mover al equipo en el centro del campo, el Madrid optó por transiciones rápidas en la zona media. La pelota llegó con velocidad a los pies de Cristiano Ronaldo, Van der Vaart o Marcelo y apenas lo tocaron Diarra y Lass. La situación ideal para el Madrid. En ataque volvió a lucirse Higuaín, quien firmó otro doblete. En el día de su cumpleaños, Benzema recibió como 'regalo' de Pellegrini una nueva suplencia y para completar su 'fiesta', las velas de la tarta las encendió Higuaín con esos dos nuevos tantos.

No era el día para medir a Garay como sustituto de Pepe, porque el Zaragoza ni amagó ni asustó en ataque. Bien podía haber dado vacaciones anticipadas Pellegrini a toda su defensa.

La maquinaria del Madrid apenas tardó tres minutos en ponerse en funcionamiento. Marcelo, que no para de crecer como interior, se disfrazó de Laudrup para firmar un pase entre líneas y a la espalda de Pavón y Ayala, nefastos toda la noche, que permitió a Higuaín abrir la goleada. Se volvió a gustar apenas 20 minutos después el brasileño, que regaló a Van der Vaart un nuevo pase a la espalda de la zaga rival. El holandés no perdonó y repitió apenas un instante después para lograr el tercero y cerrar el partido, por si había dudas, después de un pase lateral de Ramos.

Con el viento a favor, crecido por el resultado y por las facilidades que le concedía el rival, el Madrid no se detuvo ahí. Apenas superada la media hora, Higuaín consiguió a la media vuelta el mejor tanto de la noche. Sorprendió a López Vallejo, que en toda la noche sólo tocó el balón para sacarlo de su portería. Y lo tocó más que algunos compañeros.

El paso por los vestuarios no sació la voracidad del Madrid ni sirvió para espabilar al Zaragoza, que sin apenas tiempo para situarse sobre el campo recibió el quinto. Lo firmó Cristiano Ronaldo, que con un recorte se deshizo de dos defensas y el portero y mandó el balón lejos de López Vallejo.

Llegó el tiempo de repartir minutos, de dar descanso a los más castigados. Con todo solucionado, Pellegrini retiró a Higuaín y Marcelo y dio entrada a Raúl y Benzema. El francés aprovechó la media hora de la que dispuso y completó la goleada con el sexto de la noche, un buen gol. No tuvo la misma presencia en el juego Raúl, cuya aportación apenas da para considerarla anecdótica. Algo más se dejó ver Granero, sustituto el último cuarto de hora del renacido Van der Vaart.

Se gustó y gustó el Madrid, que cierra el año con una mejoría de su juego inesperada. Aunque tampoco se debe ocultar, que golear al Zaragoza era tan fácil como engañar a un niño.

No hay comentarios:

Publicar un comentario